Con una crisis relevante en el partido que hoy lidera Guillermo Ramírez, tras el paso al costado que se vio obligado a dar Javier Macaya, luego de insistir en defender a su padre pederasta, desde la academia el análisis de cómo se conduce valóricamente la tienda de calle Suecia, apunta a una especie de patrón de "adaptabilidad" del gremialismo.
El terremoto político que está sacudiendo a la UDI, en medio de la férrea defensa de Javier Macaya a su padre pederastra, Eduardo Macaya, que incluso lo obligó a resignar la presidencia del partido gremialista, ha refrescado el recuerdo de otras situaciones en las que la tienda de calle Suecia no ha evidenciado una postura de rechazo inmediato y categórico ante graves casos de delitos sexuales, tema que abordamos en diálogo con Felipe Vergara Maldonado, analista político y académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
"Más que un patrón de conducta, específicamente de la UDI, me atrevería a decir que esto es bastante transversal", contextualiza.
Según comenta nuestro entrevistado, "las motivaciones pueden ser distintas, pero este silencio también lo veo la izquierda, en la extrema derecha, en la extrema izquierda, las justificaciones también las veo en el caso de (Daniel) Jadue, como veo en el caso de Macaya y en otros casos más, solidaridades malentendidas, me atrevería a decir que es algo más transversal de lo que uno a veces observa”, dice tomando distancia de una postura que estigmatice a “un sector específico”.
Siguiendo con su análisis, asegura que “lo que sí es importante, es que hay ciertos temas que para la UDI son más sensibles, y en eso han tenido cierta tendencia de silencio o solidaridad, y esos temas más sensibles, muchas veces van asociados a aspectos valóricos, morales, donde a veces justifican sin necesariamente tener los antecedentes".
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"Después la realidad les golpea la cara"
"El caso de (Fernando) Karadima, es un ejemplo de eso, lo mismo con Paul Schaefer en su minuto, entonces hay ahí ciertos aspectos en los que hay defensas acérrimas sin derecho a dudas por parte de ellos, y que después la realidad les golpea la cara y no tienen capacidad de acción oportuna”, complementa.
También, sostiene, "en ciertos delitos económicos se ha visto como cierta justificación malentendida a determinados empresarios, o silencio cuando determinados empresarios incurren en alguna en alguna falta, de elusión, de evasión, o lisa y llanamente de fraude, hay también ahí cierto silencio”.
Proyectando el impacto que podría tener en el gremialismo el Caso Macaya, Vergara siente que este no trascenderá. “No veo tampoco que esto vaya perjudicar a la UDI", pronostica.
"Tienen cierta habilidad para superar estos temas bastante rápido, y tienen además una ventaja que no siempre tienen todos los partidos, y es una fidelidad, incondicionalidad de su sector", asevera.
"Me explico, un alcalde que ha sido acusado de abandono de deberes, corrupción u otro, perfectamente puede ser cinco años después candidato por la UDI, y los electores votar por él, pese a los papeles manchados que haya tenido con antelación”, agrega.
Según comenta nuestro entrevistado, "tienen esa capacidad de resiliencia, que otros personajes en otros partidos posiblemente no tienen ni pasan fácilmente al olvido".
"Están dispuestos a transar patrones de conducta"
En consecuencia, para Vergara "hay ahí algo de cierta habilidad que tienen, de cierta solidaridad interna un poco malentendida de que quien sea, ellos están siempre alineados con el que sea candidato eventualmente, y dispuestos a transar lo que han sido sus aspectos, sus juicios, o sus patrones de conducta anteriores".
Pero, "son incapaces de perdonárselo a otro", dice.
"Ahí tienen una mirada algo extraña, que también me atrevería a decir que es transversal”, recalca a renglón seguido.
“En política se ve mucho buscar la culpa en el otro”, en lugar de “visualizar la propia, por ejemplo, muy pocos han hablado Cathy Barriga, muy pocos han hablado del (ex) alcalde de Algarrobo, muy pocos hablan de (Raúl) Torrealba, como que logran tapar esto con otra actividad y eso les permite mantenerse activos y llevar candidatos más allá de lo bien o no que hayan estado en sus instituciones anteriores”, releva.
"Valóricamente son muy rígidos"
Consultado acerca de una eventual refundación valórica (de la UDI) a partir del momento que enfrenta, Vergara la desestima. "No la veo, lo que sí he notado es la adaptabilidad valórica, que es algo parecido a lo que pasa con (Donald) Trump, pero se logra esa adaptabilidad estratégica”, comenta.
“Y la UDI lo que hace, en cierto sentido, es ir adaptando un poco esta postura valórica, recordemos que estuvieron en contra de la ley de divorcio, y varios de sus parlamentarios y líderes, hoy día están divorciados. Entonces, lo que hacen es adaptarse, pero no necesariamente" reconocen "que en su minuto su visión estaba errada, y que hoy la han madurado, lo dejan ahí nomás", dice.
Y con eso, complementa Vergara, "van jugando, entonces valóricamente son muy rígidos, pero a veces la realidad los va adaptando sin que ellos lo puedan necesariamente reconocer o asumir, pero avanzan en esa en esa línea".
E incluso, agrega, "tienen la capacidad de que nadie después los critica por cómo en tal minuto, en tal oportunidad, su participación fue contraria, en eso son bastante hábiles".
De hecho, plantea, "tienen la capacidad de criticar al actual gobierno por la migración, y por los graves delitos que se han notado en el último tiempo, pero tienen la capacidad para no asumir la responsabilidad de que parte importante de quienes hoy día delinquen - y hay ejemplos específicos-, entraron en el gobierno del que ellos eran parte, esa habilidad es increíble".
"A su vez la torpeza por parte del actual sector de gobierno es abismante de no encarar esto, no para nivelar sino para para hacer una cronología de hechos que nos lleven en este caso", al tema de "la seguridad”, concluye.
Crédito foto: Agencia Uno